martes, 14 de enero de 2014

Nosotros los de ahora

 
  31 de diciembre 2013
 
Somos lo que ya no es, lo que no nos gusta y por fortuna lo que dejamos atrás. Me parece tan trillado escribir sobre año viejo y año nuevo; qué más da hacer mención del mismo, si el tiempo corre y él no sabe de ciclos que terminan o comienzan. Sin embargo, hoy la percepción de los ciclos se me revela pues estoy a punto de comenzar un viaje en el que tuve la fortuna de coincidir con el que ahora será mi compañero de vida.
 
De pronto o no, simplemente a uno le cae el veinte de lo que pasa, parece fue ayer u hoy cuando sucedió y es cuando se nos rompe el tiempo, el reloj y el pasado y a uno le parece que las coincidencias no existen y estaba ahí en algún lugar del universo que tu fueras para mí o yo para ti, qué importa si al final estaba decidido que nos hiciéramos uno y es cuando me queda claro que de uno en uno, dos, y al final todo se une y se conjuga para que tú y yo seamos.
 
 
Nosotros los de ahora, seguimos siendo ese silencio que queda mientras nos besamos, ese nudo en la garganta que se guarda tantas palabras de amor; tú el de ahora, sigues siendo el de los ojos que todo me ilumina, el de la boca dulce y amorosa y el del sexo húmedo y apasionado, tú el de ahora sigues siendo ese sueño que quiero alcanzar el resto de mis días.

Trescientos setenta y dos meses


                                                                                                                                           07 de enero 2014

Todos los días agradezco tu existencia en la tierra, pero hoy hay que estar atentos para ver salir el sol, para ver tus ojos y agradecer por tu alma buena y amorosa, porque que un día trajiste tanta luz y alegría a tus padres, como la que ahora generas en mí.

Agradezco…
Que vives, que amas, que te late el corazón.
 Que suspiras.
Que me conquistas el mundo con la mirada.
Que tus abrazos me saben al amor y me hacen sentir segura.
Que compartiré el lado izquierdo de la cama contigo.
Que me enamoras con cada sonrisa.
Que seremos siempre presente.
Que nos reconozcamos en cada caricia, cada mirada, en los silencios.
Que no me falte tu mano al caminar.
Que seas mi hogar, mi alma, mi amor por siempre.

P.D. Felices trescientos setenta y dos meses.