Sólo tú sabes lo complicado de mi
existencia, los detalles de mi personalidad, mis pesares y a veces hasta los
abismos en los que me sumerjo.
Me encanta que sepas como vencerme
con tus detalles, que al llegar a la terminal estés tú, esa sonrisa que tanto
me enamora y un ramo de flores; debo admitir que sabes escoger las más bonitas.
Sólo tú sabes que me gusta hacerte
el amor escandalosamente y de preferencia con la luz apagada y que de noche me
abraces mientras duermo.
También sabes que casi no bebo,
que no me guardo los disgustos, los gritos y las mentadas de madre, que escribo
para no perderme, y que mis silencios siempre dicen algo.
Lo único que no sabes es que sólo
tú me das la fuerza para mantener los pies en la tierra, el valor para quitarme
el orgullo, buscar a Dios y aceptar que estoy necesitada y que pido a gritos
tener el amor incondicional y sin resentimientos de mi padre.
Que cuando te beso el cuello te
digo en el pensamiento cuánto te amo y agradezco a la vida que hayas puesto tus
ojos en esta loca que no sabe amarte a medias.
Que deseo tu cuerpo y que más de
tres veces al día te anhelo desnudo sobre mi cuerpo, que eres tú el culpable de
mis más perversas fantasías.
Y que es sólo contigo con quien
pude por fin conocer el dulce sabor de la esperanza de un para siempre.
A esto le llamo amor, a eso que
sabes bien hacer: llenar los huecos, recibir el amor que no había repartido y ensamblar
los pedazos rotos de este corazón que he puesto en tus manos.
Gracias por no temer a mis
demonios, por seguir en el intento de este amor aun y a pesar de tus fantasmas.
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