lunes, 1 de abril de 2013

Sólo tú me sabes…

Sólo tú sabes que me encanta el café calientito por la mañana, que nunca me lo termino y que amo las galletas marías rellenas de cajeta.

Sólo tú sabes lo complicado de mi existencia, los detalles de mi personalidad, mis pesares y a veces hasta los abismos en los que me sumerjo.
Me encanta que sepas como vencerme con tus detalles, que al llegar a la terminal estés tú, esa sonrisa que tanto me enamora y un ramo de flores; debo admitir que sabes escoger las más bonitas.
Sólo tú sabes que me gusta hacerte el amor escandalosamente y de preferencia con la luz apagada y que de noche me abraces mientras duermo.
También sabes que casi no bebo, que no me guardo los disgustos, los gritos y las mentadas de madre, que escribo para no perderme, y que mis silencios siempre dicen algo.
Lo único que no sabes es que sólo tú me das la fuerza para mantener los pies en la tierra, el valor para quitarme el orgullo, buscar a Dios y aceptar que estoy necesitada y que pido a gritos tener el amor incondicional y sin resentimientos de mi padre.
Que cuando te beso el cuello te digo en el pensamiento cuánto te amo y agradezco a la vida que hayas puesto tus ojos en esta loca que no sabe amarte a medias.
Que deseo tu cuerpo y que más de tres veces al día te anhelo desnudo sobre mi cuerpo, que eres tú el culpable de mis más perversas fantasías.
Y que es sólo contigo con quien pude por fin conocer el dulce sabor de la esperanza de un para siempre.

A esto le llamo amor, a eso que sabes bien hacer: llenar los huecos, recibir el amor que no había repartido y ensamblar los pedazos rotos de este corazón que he puesto en tus manos.
Gracias por no temer a mis demonios, por seguir en el intento de este amor aun y a pesar de tus fantasmas.

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